Horas antes rogaba por saber que debía hacer para ayudarle. Transcurrida un poco mas de una hora, recibí una llamada inesperada, la que me enseñó que yo también soy humano y necesitaba de aliento. No puedo describir lo que sentí en ese preciso momento, solo mis lágrimas pudieron comprenderlo.
Esa poderosa contestación fue suficiente. No fue casualidad.
Mas tarde, esas bellas palabras cobraron vida al oír tu voz. Casi pude palparlas.
Mis manos no mintieron ni exageraron los que sintieron. Quedaron grabadas profundamente y no solo en el papel.
"Simplemente te quiero."
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