No me pagues con silencio.

Cuando los años pasen y nuestra piel se deje marchitar, ¿podremos sentarnos en aquel parque a conversar como solíamos hacerlo?. ¿Disiparemos cada nube al igual como un niño cuando sopla un diente de león en el corazón de la primavera?. ¿Alargaremos esos pequeños minutos que dejamos para que hablara el silencio en lugar de nuestras tiernas e ingenuas voces, y aún así, seremos capaces de aprovecharlos?. Aquel árbol que nos cobijó, sigue en pie. Podremos lograr, como su tronco, enderezar nuestro camino y seguir bailando con las ramas al ritmo del viento de la nostalgia?. Quizás nos miremos y no sabremos que palabra pronunciar. El silencio nuevamente nos absorberá, pero no importa, poque con solo una mirada nos diremos todo lo que nos hemos calldo todo este tiempo. Si tu sonrisa volviera a hablarme, le agredecería a los ángeles el haberme concedido tal deseo. ¡Háblame! Estoy confunfido. Tus ojos me dicen algo, pero tus labios lo contradicen. ¿Qué debo hacer para no padecer mas con este tortuoso silencio?. ¡Háblame! Extraño ver a tus ojos reirse a carcajadas cada vez que atentamente los desafiaba. Extraño sentir se sentimiento intruso que me producian tus sorpresivos y tiernos abrazos cuando llegaba la hora de marchar. Hasta en mis sueños hablas en silencio. Ven, toma mi mano, sígueme y busquemos juntos esa ILUsión que nos unió. Abrázame como lo hiciste en el momento de la despedida, cuando esperaste a que diera media vuelta y estuviera de espaldas para sujetarte de mi cuello y mantener tus lazos firmes. Vamos, no te pido que me devuelvas el cielo y la tierra, solo te pido algo tan simple y reconciliante como una palabra. Por favor.. ¡Háblame!.

*Camino por ahí. Me detengo inesperadamente y me pregunto: ¿Por qué me miras con los ojos vidriosos?.. ¿O son los míos los que se derriten en lágrimas atendiendo los tuyos?.