Fue un día sábado, lo recuerdo perfectamente. Había cerrado mis ojos por unos breves minutos, tal y como en el momento en que te conocí. Estaba ansioso por verte y poder conocer mas a tus seres queridos; mas los nervios me invadían como en ningún otro momento lo hicieron.
-Poco a poco, la alegría iba invadiendo mi interior hasta llegar al mediodía-
Recuerdo cuando horas mas tarde del arribo, fuimos a tomar un poco de sol, disfrutar de la brisa y del mar. El agua estaba helada, pero a momentos parecía volverse mas agradable. Poco a poco nos fuimos adentrando y desde una pequeña distancia pude verte disfrutar como una tierna niña con suma inocencia, entonces deseé que el tiempo se detuviera en ese mismo instante. Verte ahí, jugar, reír y disfrutar con tu familia era una postal increíble que aun ahora sigue grabada en mi mente, y de la cual agradezco haber sido parte.
Mientras esta emocionante escena pasaba a través de mis ojos, tiernos sentimientos se anidaban en mi corazón, estremeciendo algo dentro de mi. Sin poder evitarlo, una diminuta gota comenzó su recorrido, acariciándome en señal de alivio. En tanto esto sucedía, los mismos pensamientos que vinieron a mi mente y a mi corazón y que se anidaron aquel día, volvieron a hacer acto de presencia. Se mostraron con tan simple claridad. Esos sentimientos profundos que solo aparecen cuando los dejas brillar iniciaron su velada. Estaba perplejo. Emocionado. ¡Cuán vívido fue!
Luego, recuerdo que salimos a recorrer un poco la ciudad. Tomados de la mano vislumbramos un bello paisaje. La noche estaba siendo iluminada no solo por las estrellas del firmamento, tu dulzura irradiaba aun mas, al menos desde mi perspectiva, y lo sigue haciendo hoy. Pasados los minutos prometidos, llegaba la hora de regresar, y así lo hicimos. Aquella noche comenzaba a tomar un sabor mas dulce. Algo sucedía y yo sabía lo que era. Esos nervios inocentes, esas sonrisas involuntarias volvieron a saludar. -De solo recordarlo mis margaritas renacen felices- Al llegar el momento de despedirnos algo cálido estaba palpitando, pero lo culminante aun no llegaba. Tuvieron que pasar un par de minutos mas. Las pocas estrellas que podía distinguir desde mi ventana titilaban, casi como entregando un mensaje, lo cual era correcto. Casi inmediatamente lo recibí desde la habitación contigua. Tan sencillas palabras hilaron la mas bella frase con la cual se podía terminar un perfecto día. "Hasta hoy atesoro esas palabras como las mas hermosas de la lengua humana"
Al día siguiente, esa alegre rosa floreció, restaurando su belleza. Volver a sentir la calidez de tus manos y la ternura de tus brazos confortó mi alma, y fue suficiente para iluminar este día.
Cuán hermosos recuerdos se anidan aquí dentro, que es imposible recaer. Gracias por ellos, y por seguir agregando mas historias y postales.
"te quiero [amor] Buenas noches!"