Saturday, March 8, 2025

¡Prométemelo!

 ¿Volverás a tomar mi mano igual a como lo hiciste en aquel día de enero, con tu mano temblorosa, indefensa, llena de fe y amor?

¿Volverás a a decir "sí" cuando las cosas se tornen difíciles y parezca que no hay salida aparente?

¿Volverás a abrazarme y darme tu apoyo incondicional?

¿Volverás a ofrecerme esa sonrisa tímida e inocente?

¿Volverás a quedarte a mi lado cuando mi mundo se derrumbe y no entienda qué es lo que está pasando?

¿Te quedarías a mi lado, sin decir nada, solo tomando mi mano, dejando suave y amorosamente tu cabeza en mi hombro en señal de apoyo cuando mis ojos ya no puedan sostener la mirada y lo más alto que los pueda alzar sea solo hacia el pie de nuestro escritorio?

¿Puedes ofrecerme de nuevo tu regazo para poder apoyar mi cabeza atormentada y que, con tus tiernas manos, me acaricies el pelo mientras lloro e intento buscar una salida?

¿Intentarás decirme que "todo estará bien" mientras dejas caer lágrimas de tus mejillas porque te apena no poder hacer nada para calmar mi dolor?

¿Puedes, por favor, pedirme que no me mueva de tu lado, que mantenga mi cabeza recostada en tus piernas, que quieres seguir acariciando mi cabello, que no me preocupe, que las cosas mejorarán y que todo, finalmente, estará bien porque tú estarás siempre a mi lado, no importa lo que suceda? 

¿Puedes prometerme que, no importa cuán vulnerable y débil me sienta, jamás dejarás de estar aquí, al lado mío, siendo mi apoyo, mi amiga, mi consuelo y mi vida entera?

Toma mi vida entera, toma mi rostro con tus manos y mírame fijamente; toma mis brazos caídos y pídeme que te rodee con ellos para poder estar abrazados durante horas y horas, no importa que el silencio reine, solo prométeme que estarás ahí. Dime que no hicimos una promesa en vano.

Mi amor, mi alma se apaga y mis energías se consumen. Por favor, no te muevas. Por favor, mírame directamente a los ojos, sin desviar por un segundo la mirada y, con toda tu ternura característica, dime que todo va a estar bien. Por favor, prométeme que todo va a estar bien. Confírmame, con un beso de amor puro, que todo estará bien. Hazme creer, con esas caricias que haces en mi mano, que todo estará bien. Abrázame con todas tus fuerzas para que no me quede ni la más mínima duda de que todo estará bien. Acaricia mi cabello, mientras me abrazas y dime que todo esto pasará y que todo estará bien. Pídeme que me recueste en nuestra cama, ponte a mi lado, mírame fijamente, abrázame y dime, sin meditarlo, sin una mínima pizca de duda, que todo esto es pasajero, que este dolor es solo temporal, que será por un breve momento, que no te moverás de dónde estás, que no soltarás mi mano y que me dirás y harás que todo esté bien. Entre laza tus dedos con los míos, junta tus pies con los míos, aférrame a ti como si el tiempo no importara; seca tus lágrimas y luego las mías, integra mi pecho al tuyo; enséñame el futuro que sólo tú logras comprender, muéstrame lo hermoso que es este paraíso; besa mi frente con delicadeza mientras tus lágrimas corren por tus lubios, prometiéndome, con todas tus fuerzas, con todo tu amor, con toda tu cordura, con toda tu sinceridad, con toda tu fe e ilusión, que todo lo que estoy viviendo en este momento no es más un mal sueño, que estuviste a mi lado todo este tiempo, mirándome dormir, aun cuando mis gemidos de dolor y pena atormentaban tu alma; prométeme, como si fuera tu último esfuerzo y aliento de vida que ya desperté y que todo estará perfectamente bien y que seguiremos siempre juntos. 

Por favor... por favor...

Sunday, March 2, 2025

Si tan solo...

     Durante estos últimos días mi mente se ha logrado tranquilizar. Ha dejado de torturarme; de crear  escenarios y de hacerme creer que son posibles, aún conociendo tu naturaleza.

     Siempre pensé que el saber estar solo era una gran ventaja que tenía, pero hoy me doy cuenta que es lo más peligroso que estoy enfrentando. Hoy comenté que me sentía cada vez más desnudo. Es cierto que no son mis cosas las que se están yendo, pero durante años fueron parte de mi y hoy me son "arrebatadas". Siento que un pedazo de mi corazón se va con ellos, por muy insignificante que sea. Desde que llegó supe que ese "algo" estaba ahí y, aunque lo pude haber ignorado con el tiempo, el verlo irse se me hace muy difícil, pensando en la situación que se vive.

     Ya ha pasado más de un mes desde que esa última maleta se alejó de mi pórtico para no volver a ingresar. He tenido altos y bajos durante todo este tiempo. Debo confesar que, en mi momento más bajo mis acciones no fueron para nada envidiables ni correctas y me duele saber que ocurrieron. Son de esas situaciones en las que desearía poder retroceder en el tiempo, calmar mi mente y no cometer esos errores. Ese momento me marcó tanto, que me prometí a mi mismo jamás volver a realizar tales acciones. Creo que, aunque me lograras perdonar y algunas cosas pudieran mejorar, esta espina seguiría clavada con fuerza dentro de mi corazón por un buen tiempo. Espero tener la fuerza, el amor y la delicadeza de poder permitir que esa espina salga, luego de haberme convertido en alguien mejor de lo que era en ese momento. Aunque, a veces pienso que no debe salir y que debe convertirse en ese recordatorio doloroso y constante de que hay cosas que no puedo olvidar. Deseo con toda la fuerza y amor que hay en mi corazón, que puedas creer mis palabras y puedas ayudarme a sanar esta herida. 

     Ayer, durante la celebración del cumpleaños de nuestra pequeña, te buscaba solamente para lograr tener algo de tu atención, deseaba tener tan solo dos minutos para mirarte a los ojos y que pudieras ver mi corazón a través de ellos, pero todo fue casi como en la conferencia a la que fuimos, hace más de 10 años: evasión. Me sentí vulnerable; me sentía sin fuerzas y lleno de incertidumbre. Mis miedos más profundos salieron a flote y se me hizo difícil poder dominarlos en medio de esta celebración. A ratos me alejaba de todo y de todos para aislar mis pensamientos y decirles que se marcharan, que no me pertenecen y que no hay espacio para ellos aquí. En esos solitarios momentos, solo anhelaba que pudieras pasar por esa puerta abierta, que dijeras que me estabas buscando y que, al verme, te acercaras para darme un abrazo de consuelo, tal como lo has hecho otras veces, pero ese escenario solo se dibujó en mi imaginación. No quería que vieran mi estado, menos nuestra chiquitita. Después de un par de horas, mi mente meditó en estas cosas y logré apartar algunos de estos pensamientos. A ratos te miraba y veía a otra persona, no eras la misma a quien veía por aquellos días, pero anhelaba poder verla a través de tus ojos. Sé que sigues ahí. Has cambiado, pero eso no te hace peor de aquella versión tuya. Oh, si tan solo pudieras ver en mi interior, si tan solo algo de lo que vieras allí lograra estremecer tu corazón y vieras que no miento cuando te digo que intento ser diferente, pero mejorado. 

     Meditando en mis pensamientos, me di cuenta de que mis miedos no eran solo eso, sino que eran una incertidumbre al no saber en qué tiempo se harían realidad. Mi pecho intenta resistir este dolor pero, aunque te mienta diciendo que estoy mejor e intente creerlo yo mismo durante varios días dándole Frente, en realidad sigo siendo ese mismo niño, que durante mucho tiempo estuvo sentado en aquel rincón, siendo invisible para todos, creyendo que nadie vendría a mi rescate y demostrarme que habían cosas buenas; que si hay personas que se preocupan y que podría ser amado de una forma tan pura como lo fui por estos 10 años. Hoy, miro a mi alrededor y veo como pasa la gente. Veo a viejos amigos que se saludan entre sí, pero pareciera que no soy lo suficiente como para que volteen la mirada y me noten. Veo a mis seres queridos que toman caminos paralelos al mío, pero no hay desvíos hacia mi morada. Entre toda esa gente, logro divisarte. Ahí estás, con tu polera rayada de franjas blancas y celestes, con tu pelo tomado; llevando lentes y tu teléfono en mano jugando "CodyCross". Te veo con tus zapatillas negras, con esa hermosa sonrisa que nunca dejó de iluminarme y un enorme corazón lleno de esperanzas, de sentimientos puros e inocentes. A ratos, volteas y me saludas, pero ese abrazo nunca llega. Si tan solo vieras lo que veo; si tan solo sintieras lo que siento. Si tan solo pudieras mirarme fijamente por unos minutos y pudieras darme la paz que necesito en estos momentos. Si tan solo pudieras voltear, verme, venir y decirme que no soy invisible, que sí me ves y que sí estás ahí. Si tan solo hubiera hablado y me hubiera movido ese día. Si tan solo en ese día hubiera hablado... si tan solo en ese día hubiera hablado... si tan solo en ese día hubiera hablado...

     Hoy, a diferencia de muchos días, la soledad ya no es una fortaleza. Mis acompañantes actuales no se los doy a nadie; duelen y hacen daño. Siento que mejoro, pero mi corazón anestesiado me sigue diciendo que está lleno y que no ha menguado. Cada noche, al irme a dormir, mis manos se acercan a tu almohada, pero aún no logro engañarlos para que la paz llegue a ellos. Después de tantos días, ni siquiera logro poder recostarme en tu lado. Creo que quiero dejarlo intacto, pensando en que, en algún momento, entraras por la puerta, te sacarás las zapatillas y te recostarás ahí, al lado mío. Qué ingenuo soy... aún así, seguirá aguardando tu llegada.

     Hoy vivo mi mayor miedo. Hoy vivo mi mayor dolor. No lo deseo.. no lo aguanto.      

Thursday, February 27, 2025

Meditaciones de un padre

     He estado pensando hace tiempo qué decirte en este día. Sé que no leerás esto a menos que alguien lo haga pero, aunque tome un tiempo, estará aquí como registro.

     Siempre me hice a la idea de tenerte. A menudo meditaba en ese complejo y noble pensamiento y resulta que sólo estaba pensando en ti, solo que aún no había rostro visible. 

     El día en que te dejaron visitarnos no tuve la oportunidad de verte. Aun no entiendo el motivo. Quizá no era necesario; quizá no era el momento; quizá todo iba a ser diferente para mí o quizá no; quizá sólo lo necesitaba tu linda madre, no lo sé. Posiblemente jamás lo pueda comprender. Pero de que cambió la vida de tu madre y la mía, las cambió.

     La ansiedad de hacer realidad esta idea consumía mis pensamientos continuamente. Desde el momento en que te sentí en la pancita de tu mamá mi corazón aprendió lo que es latir; mi mente aprendió lo que significa preocuparse y mis prioridades cambiaron.

     Hija mía, ya han pasado unos días y no puedo evitar sentir un hermoso y fuerte palpitar en mi corazón al sostener tu pequeña y delicada cabecita entre mis nerviosas manos. Mi sueño se ha cumplido y es completa y hermosamente tangible. Eres todo lo que jamás pude haber pedido y mucho más. No existen palabras que puedan expresar todo el amor que mi corazón siente por ti. 

     En una oportunidad, mi hermano sabiamente me dijo algo que siempre creí, pero nunca había verbalizado de una forma tan simple: "A medida que vaya creciendo te irás emocionando y apreciando por cada pequeño logro. Es hermoso." Jamás dudé de sus proféticas palabras y hoy atesoro cada mínimo progreso como si fuera la hazaña más importante jamás lograda.

     Adoro verte crecer y ser partícipe de esos invaluables instantes pero, también me causan temor. Me siento vulnerable y débil: ¿Lo estoy haciendo bien? ¿Seré capaz de hacerlo mejor? ¿Podré ayudarte cuando dejes de ser una niña pequeña? Espero estar siempre a tu lado para cuando deba responder estas interrogantes y estar a la altura de las circunstancias.

     Amo ver cómo aprendes cosas nuevas cada día, como te ríes; cómo comprendes las cosas simples de la vida y las disfrutas; cómo me enseñas a ser una mejor persona, aunque a veces, sin darte cuenta, escojas la manera más difícil que puedas encontrar. Pese a todo, a veces llega el inevitable e intrusivo pensamiento de que, en algún momento, yo no estaré para ti o estaré donde no me podrás seguir y eso me atormenta. 

     Hoy, pese a que han pasado años desde que empecé a escribir estas palabras, te encuentras en la edad en la que sigues siendo una niña lo suficientemente pequeña como para tomarte de la mano para cruzar la calle y, a su vez, tienes la edad suficiente para tener gustos propios, de querer algo y luchar por ello. 

     Al momento de continuar este mensaje, habiendo pasado ya varios años, te hallabas delicada de salud y, pese a tener el sentimiento de que te mejorarías y de que todo saldría bien, verte tan indefensa me hizo temblar y que mis entrañas se conmovieran amargamente al pensar en tu salud. Mi mente me decía en ocasiones: "Ve a dormir, ella va a estar bien", pero mi corazón, que no entiende de razones, le respondía: "DESPIERTA! Ve si tiene fiebre, si necesita ir al baño o si tiene frío". Es difícil aceptar que creces a cada minuto pero es inevitable verte aun como una niña pequeña... mi pequeña. 

     Cuando las ganas de levantarme para salir a trabajar parecen no haberse cargado durante la noche, te miro ahí, durmiendo plácida y hermosamente al lado de tu mami y recuerdo que todo lo que hago es para poder verte crecer, y feliz; darte siempre lo mejor y esperando que jamás te falte nada y eso me da el ánimo y las fuerzas que necesito.

     Mi pequeña, pese a que hay momentos de difícil aprendizaje, no los cambiaría por nada. Este camino no es fácil, pero siempre opté por tomarlo y maravillarme con todos los logros que me daban estos diminutos pasos. Hoy lo sé y tengo la certeza de haber tomado la mejor de las decisiones. Soy feliz al saber que estás en mi vida y que lo serás por siempre. Eres una niña especial y jamás cambiará. 

     Hijita, te prometo que no habrá día en el que no me esfuerce por el ser el padre amoroso y preocupado que necesitas. Te prometo que, nada de lo que hagas en esta vida me hará sentir menos orgulloso de quien eres y espero que, al igual que yo, puedas ver y decidas desarrollar todo ese enorme potencial que te fue concedido antes de nacer. 

     Amor mío, nadie jamás podrá quitarme ese ansiado y sagrado título que me diste al momento de nacer. 

     Por esto y por todo lo que viene en camino, felices 6 añitos, mi amada princesa.